En Estados Unidos se conmemora este lunes el cumpleaños del reverendo bautista Martin Luther King, quien nació el 15 de enero de 1929.
King, que murió asesinado el 4 de abril de 1968, encabezó la lucha por los derechos civiles en la década de los años sesenta.
Pero King fue más que el movilizador político nacional más importante del movimiento por los derechos civiles.
Durante una docena de tumultuosos años, el reverendo ayudó a replantear el criterio político y moral colectivo de Estados Unidos.
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PRINCIPIO RACIAL
En su carta desde la cárcel de Birmingham de abril de 1963, King argumentó que la justicia racial es uno de los principios fundamentales de la democracia estadounidense.
Ese argumento lo amplió King cuatro meses después en la Marcha sobre Washington en un discurso cuyos impulsos más radicales se vieron eclipsados rápidamente por un detalle extemporáneo del “sueño” que imaginaba para la nación estadounidense.
Durante el discurso que pronunció en esa ocasión, King dijo: “Yo tengo un sueño” y se refirió al fin de la segregación racial entre negros y blancos, que se hizo realidad un año después con la Ley de Derechos Civiles.
En su discurso, King advirtió que, a pesar de todas las dificultades y frustraciones del momento, aun así él soñaba de algo “profundamente arraigado en el sueño americano”.
Cincuenta años después de su muerte, las luchas por la igualdad racial parecen tan agudas ahora como lo fueron entonces, solo que las contradicciones entre los signos del progreso racial y la realidad de la injusticia racial ahora son más evidentes.