(POLÍTICA YA). – En un campamento con más de 2,500 de personas que esperan en México para pedir asilo en Estados Unidos, un migrante cubano se ha hecho cargo de la salud de sus compañeros de travesía.
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Dairon Elisondo Rojas, de 28 años, es el único médico de tiempo completo en el atestado campamento que se ha levantado en la base de un puente que conecta a la ciudad mexicana de Matamoros con la ciudad estadounidense en Brownsville, Texas, según un reportaje de The New York Times sobre la labor que realiza el migrante cubano.
Elisondo gana $30 al día por un horario de consulta de 10 de la mañana a cuatro de la tarde todos los días.
“Esto es perfecto”, dijo al Times Elisondo, quien no ha tomado un día de descanso desde que comenzó a trabajar a finales de octubre. “Es lo que sé. Es lo que mejor hago”.
El artículo cuenta cómo, en una tarde reciente, el migrante atendió a niños con diarrea, resfriado y asma, mientras que a los que requerían atención especial, como un menor con una pierna rota, programó un traslado al hospital local mexicano.
Elizondo es uno de miles de migrantes que se encuentran varados en el país vecino, debido a la política del gobierno del presidente Donald Trump de enviarlos de regreso a México para que esperen allí por su turno para solicitar asilo en EE.UU. ante la corte en Brownsville.
Más de 2.500 migrantes han llegado a vivir al precario campamento, pero Elisondo tiene experiencia en entornos desafiantes gracias al programa de capacitación médica de Cuba, que envía a médicos recién egresados a misiones en países aliados empobrecidos.
PERSEGUIDO, AMENAZADO Y CANCELADO
Después de terminar en la escuela de medicina, Elisondo estuvo trabajando casi tres años en una clínica estatal en Venezuela, donde fue testigo de la difícil situación que atraviesan los venezolanos ante la escasez de medicamentos y alimentos.
Debido a lo que presención, se convirtió en crítico del gobierno de Nicolás Maduro.
De vuelta en Cuba, le prohibieron practicar medicina por tres años y se sintió perseguido y amenazado, por lo que decidió viajar a la frontera entre EE.UU. y México.
Elisondo y su novia consiguieron un departamento con otros solicitantes cubanos de asilo, y él logró un trabajo en la línea de ensamblaje de una planta en Matamoros donde se producen estuches para cosméticos.
Un día vio una clínica emergente en el campamento migrante cerca del puente internacional operaada por la organización Global Response Management, una organización internacional sin fines de lucro cuyos doctores, médicos y enfermeros voluntarios han sido enviados a lugares como Irak, Yemen y Siria.
Elisondo les dijo que él era medico y preguntó si podía ayudar.
Después de un periodo de prueba de dos días, Elisondo asumió su rol de médico de los migrantes.