(POLÍTICA YA). – El gobierno del presidente Donald Trump enviará una ola de guardaparques a la frontera de Estados Unidos con México para ayudar a la Patrulla Fronteriza a detener inmigrantes indocumentados.
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Los guardabosques serán trasladados al monumento nacional Organ Pipe Cactus en la frontera entre Arizona y México, así como al parque nacional Big Bend en la frontera en el suroeste de Texas.
Los funcionarios federales han rehusado revelar el número de guardabosques que participan en las rotaciones de tres semanas en parques nacionales en la frontera.
Su despliegue es parte de un programa piloto lanzado en mayo de 2018 bajo el entonces secretario del Interior Ryan Zinke, descrito como una “operación de emergencia” destinada a ayudar con la seguridad fronteriza.
La medida es tomada por la Casa Blanca luego de no lograr que el Congreso le asigne los fondos para financiar el plan de seguridad fronteriza de Trump, que incluye la ampliación del muro y el aumento de agentes de la Patrulla fronteriza.
El desviar a los guardaparques de los parques nacionales es una forma de dirigir los recursos federales a la frontera sin la necesidad de aprobación del Congreso.
Los guardaparques que se trasladrán a Arizona y Texas provienen del Parque Nacional Great Smoky Mountains en Carolina del Norte, del Parque Nacional Elias en Alaska, del National Mall en Washington, DC, y del Parque Nacional Zion en Utah, entre otros.
ARGUMENTOS CONTRADICTORIOS
Según Trump y su personal, los guardabosques y otros oficiales han brindado una valiosa asistencia a los guardias fronterizos que enfrentan una ola de migrantes que llegan hasta la frontera sur con la intensión de ingresar a EE.UU.
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Pero críticos de la medida señalan que el presidente está utilizando de manera inapropiada a los funcionarios del parque para llevar a cabo su dura política migratoria, en momentos en que los parques nacionales carecen de personal y están superpoblados.
Valerie Naylor, exsuperintendente del Servicio de Parques Nacionales (NPS) que trabajó para la agencia durante 31 años, dijo al diario The Guardian que le preocupa la idea de que los guardaparques se encarguen de arrestar a los migrantes en lugar de proteger los parques donde trabajan.
“Mi preocupación es enviar guardaparques desde parques que ya cuentan con poco personal para trabajar específicamente con la patrulla fronteriza en áreas que están fuera de la misión del Servicio de Parques Nacionales”, expresó Naylor.
“Esto potencialmente pone a los visitantes en riesgo, ciertamente los recursos en riesgo, en los parques que están dejando”, agregó.
RECORTES Y AUMENTOS
Desde el año fiscal 2011, el NPS ha visto una reducción del 11% en el personal mientras experimenta un aumento del 19% en visitas de turistas.
El presupuesto propuesto por Trump para 2020, que incluye aumentos considerables en el gasto en seguridad fronteriza, reduce el recorte del presupuesto de NPS en $481 millones.
“Esto se produce en un momento en que los parques nacionales están experimentando la escasez de personal y financiación más importante en la historia de Estados Unidos”, dijo al Guardian Laikal Jordahl, activista fronterizo del Centro para la Diversidad Biológica.
“Es un truco publicitario con consecuencias genuinas”, añadió.
Los críticos de la medida también señalan que los guardaparques, que están acostumbrados a multar a conductores por exceso de velocidad o auxiliar a excursionistas, tienen poco o ningún entrenamiento en tácticas de seguridad fronteriza.