(POLÍTICA YA). – Un nuevo escándalo estremece a Washington, D.C, y, como ocurre la mayoría de las veces últimamente, involucra al presidente Donald Trump.
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Todavía hay un misterio en torno al nuevo incidente, pero se sabe con certeza que sus actores son un denunciante, Trump, un líder extranjero, el director de Inteligencia Nacional y al Departamento de Justicia por sus esfuerzos para mantenerlo en secreto.
La denuncia de una persona, el “whistleblower” ha desencadenado un tenso enfrentamiento entre la comunidad de inteligencia y el Congreso que quiere determinar qué fue lo que realmente ocurrió.
Esa misteriosa denuncia se refiere a las comunicaciones que sostuvo el presidente con un líder extranjero e implica algún tipo de “promesa” que hizo Trump, según dos ex funcionarios estadounidenses familiarizados con el asunto.
La interacción de Trump con el líder extranjero y la “promesa” que hizo resultó tan preocupante que llevó a un funcionario de la comunidad de inteligencia a presentar una denuncia formal de irregularidades ante un inspector general, aseguraron los exfuncionarios, que hablaron con el diario The Washington Post en condición de anonimato porque no están autorizados a discutir el asunto públicamente.
TRUMP Y LÍDERES EXTRANJEROS
Se desconoce con qué líder extranjero Trump estaba hablando o qué prometió. La queja fue presentada el 12 de agosto, día en que el presidente se encontraba en su club privado de golf en Nueva Jersey.
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Durante las cinco semanas anteriores a la denuncia, el mandatario conversó o interactuó con con al menos cinco líderes extranjeros: Una llamada telefónica al presidente ruso Vladimir Putin el 31 de julio, y dos cartas del líder norcoreano Kim Jong-un durante el verano.
Trump además se reunió en julio con el primer ministro de Pakistán, Imran Khan, el primer ministro de los Países Bajos Mark Rutte, y el emir de Qatar Tamim bin Hamad Al Thani, revelan los registros de la Casa Blanca revisados por el Post.
Michael Atkinson, Inspector General de la Comunidad de Inteligencia, determinó que la queja era creíble y lo suficientemente problemática como para ser considerada una cuestión de ” urgente preocupación”, un umbral legal que requiere que el asunto sea notificado a los comités de supervisión del Congreso.
Pero, Joseph Maguire, director interino de Inteligencia Nacional, se ha negado a compartir con los legisladores los detalles de la supuesta transgresión de Trump, lo que desató la sospecha de que está protegiendo al presidente.
Por su parte, Atkinson le ha estado diciendo al Congreso que no tiene permitido proporcionar detalles sobre el fondo de la queja porque no está autorizado para hacerlo, y que estudia el proceso para su manejo de las preocupaciones del denunciante.
Mientras, se reveló que la Casa Blanca y el Departamento de Justicia han informado a la agencia de inteligencia que la controversial queja está fuera de las actividades cubiertas por las leyes que gobiernan a los denunciantes de inteligencia, según tres fuentes familiarizadas con el asunto.
La revelación es la primera evidencia conocida de la participación de la Casa Blanca en el escándalo. En declaraciones a los periodistas el jueves, el presidente del comite de Inteligencia de la Cámara de Inteligencia, Adam Schiff, dijo que no sabía si la Casa Blanca estaba involucrada.