Los Ángeles, (ENTRAVISION).- El lunes, miles de simpatizantes, 27,500 para ser exactos, esperaron en el sol por horas para ver al precandidato por el partido demócrata Bernie Sanders, cuyos eventos han atraído más seguidores que cualquier otro aspirante a la presidencia de los Estados Unidos.
“No aceptamos dinero de millonarios, no aceptamos dinero de corporaciones y aún así hemos recibido más contribuciones individuales que cualquier otra campaña”, dijo el senador independiente por Vermont, quién fue presentado en el escenario por la comediante Sarah Silverman. Los aplausos (y los gritos de #FeelTheBern) no se hicieron esperar, dejando intuir que la independencia económica de la campaña de Sanders es uno de sus mayores atractivos.
El precandidato se jacta de no aceptar contribuciones millonarias y se negó desde el inicio de su campaña a contar con un super PAC, los comités de acción política que utiliza el resto de los precandidatos para reunir donaciones en los miles y millones de dólares.
Sanders seguramente se acostumbró a sorprender y a vencer la expectativas desde que en 1981 ganó la alcaldía de Burlington, Vermont por diez votos sin estar afiliado a ningún partido político. Para añadirle a la sorpresa, después de eso fue reelegido como alcalde tres veces más y posteriormente se convirtió en el primer senador independiente en 40 años.
Debido a su creciente éxito, ahora los analistas usan palabras como “inesperada” y “sorprendente” para referirse a su campaña. Para él, vencer a la favorita del partido, Hillary Clinton, parece una tarea difícil pero no imposible como muchos pensaron en un principio.
Sanders, quien coincide con Clinton en prácticamente todos los puntos clave de su campaña (apoya una vía a la ciudadanía para los inmigrantes indocumentados, un aumento al salario mínimo y una educación universitaria más accesible), busca distinguirse de su mayor oponente presentándose como el precandidato de la clase media, cuya campaña no está en manos de contribuyentes millonarios. Sanders se declaró desde un principio como el mayor enemigo de las grandes corporaciones de Wall Street, Clinton los cuenta como los principales donantes de su campaña.
El mensaje parece estar funcionando, en tan solo dos eventos (el de Los Angeles ayer y otro en Portland el domingo), el precandidato habló frente a casi 60,000 personas, quienes esperaron por horas para oírlo hablar de la lucha que piensa librar por la clase media en contra de la desigualdad económica del país.